La rendición de Bailén

La rendición de Bailén
Durante la primavera de 1863 Casado está en París continuando su formación artística -para lo que recibe una pensión de la Academia de Bellas Artes de San Fernando- y trabajando en un gran cuadro de asunto histórico, eligiendo el tema de la Rendición de Bailén donde resalta la heroica jornada del 19 de julio de 1808, cuando las tropas españolas del general Castaños vencieron y obtuvieron la rendición de los ejércitos franceses dirigidos por el general Dupont, suponiendo la primera victoria hispánica en la Guerra de la Independencia. El artista recoge el momento de la entrevista entre Castaños y Dupont para fijar las condiciones de la rendición. Así vemos al general Castaños al frente de las tropas españolas, saludando con un gesto respetuoso al enemigo vencido. Dupont, con gesto serio y orgulloso, responde al saludo de Castaños abriendo sus brazos en señal de absoluta rendición. Junto a ambos generales, Casado coloca a otros militares que también participarían en la batalla pero no en la capitulación, fantaseando ligeramente el episodio. La composición está estructurada para rendir un homenaje a Las Lanzas de Velázquez, ubicando de forma similar los grupos de soldados para configurar un aspa, colocándose los franceses en la zona de la derecha, en un plano inferior para indicar su derrota, mientras los españoles se sitúan a la izquierda. En el centro hallamos a los dos generales, resaltando el papel generoso de Castaños frente al gesto arrogante de Dupont y la actitud de Gobert, representados ambos con nobleza a pesar de la derrota. Tras los grupos de primer plano se desarrolla una visión panorámica del lugar de la batalla así como de las banderas, que refuerzan el recuerdo velazqueño. También se advierte la influencia de los pintores franceses Gros y Gerard, especialistas en campañas napoleónicas. Las tonalidades empleadas indican la maestría de la técnica de Casado, que recurre a una amplia gama cromática de rica armonía, creando una espectacular sensación atmosférica que indica el ambiente caluroso de un mes de julio en Jaén. El dibujo es muy firme y seguro destacando las actitudes y las expresiones de los personajes, con excelentes detalles que recogen a la perfección las vestimentas de ambos ejércitos, documentados excepcionalmente por Casado tanto en Madrid como en París. La zona de mayor calidad podría ser el grupo de soldados españoles donde encontramos una amplia gama de gestos y expresiones tomadas del natural, enlazando con el realismo imperante en los círculos artísticos. El equilibrado colorido, las armas de primer término, las mieses cortadas, el polvo que levantan las tropas vencidas, etc. son algunos de los elementos que hacen de esta obra una de las mejores muestras de pintura de historia. El lienzo fue enviado a Madrid en 1864 nada más ser concluido, exponiéndose en el recién construido Teatro Real donde obtuvo un importante éxito de público, llegando a verlo los reyes Isabel II y don Francisco de Asís de Borbón. La reina quedó tan entusiasmada con la obra que la compró y otorgó a Casado el título de Pintor Honorario de Cámara.

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