lunes, 30 de diciembre de 2013

Elecciones generales durante la Restauración


  1. El documento consiste en una tabla de contenido estadístico referido al número de escaños al Congreso obtenidos por una serie de grupos y partidos políticos españoles durante el período 1876-1886. Pertenece al libro "Elecciones y partidos políticos de España", escrito por M.M. Cuadrado; por tanto es un documento de fuente secundaria y de temática político-electoral. 
  2. En la tabla estadística existen varias variables; en primer lugar 4 grupos políticos: conservadores, liberales, republicanos y otros. Seguidamente se observa la evolución del número de escaños que cada uno de estos partidos políticos obtienen en las 5 elecciones que se producen desde 1876 hasta 1886. Los republicanos representan un grupo minoritario en el Congreso, sacando pocos escaños en todas las elecciones, siendo sus mejores resultados en 1881 con 32 diputados; el grupo de Otros le ocurre algo similar: obtienen escasos escaños en el Congreso, llegando el máximo a los 26 en 1879. Por contra, tanto los liberales como los conservadores son los partidos que obtienen mayor número de diputados, aunque con enormes diferencias de unos años a otros. Así, los liberales conseguirán mayoría absoluta en las elecciones de 1881 (297 escaños) y 1886 (288 escaños). Por contra sufrirán una severa derrota en 1876 (32 diputados), 1879 (63 escaños) y 1884 (67 diputados); lo contrario le ocurre al partido conservador: en los años 1876, 1879 y 1884 obtienen mayorías absolutas, con 333, 293 y 318 escaños respectivamente, mientras que sufren severas derrotas en 1881 y 1886, con 39 y 67 diputados respectivamente.
  3. Este cuadro representa claramente los resultados del funcionamiento del sistema canovista de la Restauración. El triunfo casi alternativo de los dos partidos dinásticos (el conservador y el liberal) en las sucesivas elecciones se debía al falseamiento electoral tipico de la Restauración. El acuerdo entre el rey y los líderes de los 2 partidos liberales para turnarse en el poder utilizando prácticas caciquiles antidemocráticas hizo que fuese imposible al resto de partidos no solo conseguir el poder sino incluso obtener un elevado número de diputados. El funcionamiento era muy simple. El rey encargaba la formación de gobierno a uno de los líderes de los partidos dinásticos; éste convocaba elecciones generales que eran ganadas con claridad por el partido en el poder amañando los resultados mediante variadas prácticas (compra de votos, manipulación del censo, voto de difuntos, etc). De esta manera el gobierno siempre tenía el respaldo de la mayoría de la Cámara. El otro partido dinástico se comprometía a esperar su turno para gobernar, por lo que no denunciaba las irregularidades electorales. El triunfo del partido conservador en las elecciones de 1876 y 1879 se debió a que aún no estaba perfectamente consolidado el otro partido del turno, a saber, el partido liberal de Sagasta; pero a partir de 1881 y tras el acuerdo de Cánovas y Sagasta respaldado por Alfonso XII el turnismo es perfecto: en 1881 ganan las elecciones los liberales, para perderlas en 1884 y volverlas a ganar en 1886; así hasta la descomposición del sistema de la Restauración en 1921. Los republicanos eran entonces el principal grupo opositor al sistema, pero el falseamiento electoral y la enorme división dentro del republicanismo español (existían 4 facciones diferentes) provocaron sus decepcionantes resultados electorales. Sólo cuando en las elecciones de 1881 fueron unidos consiguieron un número de escaños digno. El resto de la oposición se engloba en el nombre de Otros, y habría que incluir además de algunos diputados independientes, sobre todo a los carlistas del pretendiente don Carlos de Borbón, que solo mostraban fuerza en Navarra, País Vasco y Cataluña, siendo su influencia  escasa en el resto del país. Y también destacar en este grupo heterogéneo a la Unión Católica, liderada por Alejandro Pidal, que se trataba de un partido conservador y católico aunque crítico con el partido de Cánovas, al que acusaba de excesivo liberalismo en sus planteamientos.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Caricatura Prim jugando a la gallina ciega


 


Aunque carece de título esta ilustración es harto expresiva de su propósito de satirizar la busca de un candidato al trono. Representa la fachada del Palacio Real de Madrid, en la que dice “Se alquila”, y en sus jardines bailan en círculo jugando a la gallina ciega los diversos candidatos al trono de España: Montpensier, el príncipe Alfonso, el Pretendiente carlista Carlos VII, Don Amadeo de Saboya, el ex-rey de Portugal don Fernando de Coburgo, Leopoldo de Hohenzollern, y Espartero. Prim está con los ojos vendados tratando de coger a uno, aconsejado por Don Juan Bautista Topete, que le dice “A la derecha...”, y por Don Pascual Madoz o bien el general Serrano, que le dice “A la izquierda...”, Prim, llamado aquí “Prim... ero” pues se le llegó incluso a mencionar como posible candidato, dice “Siga la danza”, Una joven dama (la República), saliéndose del corro, exclama “-Sígala V. si le conviene, que a mí no me gustan los tuertos”. Un can orina al pie de una de las estatuas de los antiguos reyes.

Esta ilustración, escogida entre tantas otras referentes a la cuestión sucesoria, deja bien claro, en primer lugar, la filiación republicana de La Flaca, que no ve otra solución al problema dinástico que la República. Sus críticas van contra Prim y los unionistas, que hicieron una Revolución de carácter liberal al grito de “España con honra” y que luego quedó desvirtuada y dio lugar a otra monarquía. La sátira alcanza  al príncipe Alfonso, a todos los gobernantes independientemente de su matiz político, y a los candidatos al trono, a quienes ridiculiza representándoles en caricatura.
¿Quiénes son estos candidatos al trono español?.
  1. El duque de Montpensier. Hijo del rey francés Luis Felipe I de Orleans, tras los sucesos de 1848 tuvo que emigrar a España. Casado con Luisa Fernanda de Borbón, hermana de Isabel II, fue el responsable de la muerte del infante Don Enrique de Borbón en duelo; tras este suceso quedó descartado como aspirante al trono de España. En la votación para elegir rey, el duque obtuvo solo 27 votos de los diputados reunidos en Cortes. Es sospechoso de estar detrás del asesinato de Prim, opuesto a su nombramiento como rey. Contó con el apoyo del partido Unión Liberal. Napoleón III se opuso a su nombramiento debido a la enemistad existente entre las dos familias reinantes francesas.
  2. Carlos VII, el candidato carlista. Fue pretendiente al trono de España desde 1868 tras abdicar en él su padre, hasta el año 1909, fecha de su muerte. Fue el responsable de la orden que dio inicio a la 3ª guerra carlista (1872-76), que acabó con la derrota de Carlos VII, que tuvo que exiliarse en Francia.
  3. Baldomero Espartero, héroe de la 1ª guerra carlista, gracias a él los liberales derrotaron a los tradicionalistas;  líder del partido progresista durante bastantes años. El viejo general reunía las condiciones de héroe popular y mito de la revolución liberal, pero durante su regencia (1840-1843) había fracasado como elemento equilibrador del sistema. Su candidatura quedó desechada. Obtuvo solo 8 votos de los diputados.
  4. El príncipe Alfonso de Borbón. Hijo de la reina Isabel II, exiliada tras el triunfo de la Gloriosa, fue invalidada su candidatura ante la negativa de Prim a aceptar un candidato borbónico, a pesar de la abdicación de la destronada Isabel II en favor de su hijo, en junio de 1870. Obtuvo 2 votos en las Cortes.
  5. El príncipe Leopoldo de Hohenzollern, de Prusia. Pronto encontró la negativa de Napoleón III, que, en plena rivalidad con Prusia, entendía como una amenaza próxima el hecho de que dos territorios fronterizos con Francia estuvieran encabezados por miembros de la misma casa real. Incluso de aquí nació el pretexto para el inicio de la guerra franco-prusiana (1870-1871).
  6. Fernando de Coburgo, padre del rey de Portugal.  En su candidatura subyacía la vieja cuestión de la unión ibérica, que siempre había levantado suspicacias en el país vecino. Ni Francia ni el Reino Unido querían que en la península ibérica surgiera un único estado fuerte que pudiera rivalizar con ellos.
  7. Amadeo de Saboya,  hijo del rey de Italia,  lo reunía todo para el cargo: procedente de una antigua dinastía (enlazada con la española) progresista y católico. El 16 de noviembre las Cortes Constituyentes eligieron al nuevo rey de España, con el nombre de Amadeo I, por 191 votos a favor, 100 en contra y 18 abstenciones.
    Su aceptación distaba de ser unánime. En realidad fue la labor de Prim y el apoyo de los progresistas lo que le permitió acceder al trono. Los otros partidos integrantes de la coalición monárquico-democrática seguían manteniendo sus reservas. Sin embargo contó con el apoyo de toda Europa, deseosa de frenar el republicanismo en España, aunque no con el visto bueno del Vaticano, debido a que su padre Victor Manuel II, fue responsable de la unificación italiana y de la pérdida de los Estados Pontificios por parte de la Santa Sede.

 

De arriba a abajo y de izquierda a derecha los candidatos al trono: el duque de Montpensier, Carlos VII, Espartero, el príncipe Alfonso, Leopoldo de Hohenzollern, Fernando de Coburgo y Amadeo de Saboya.

¿Quién era Prim, que aparece en la caricatura como el personaje principal ?

Juan Prim fue un militar y político liberal español del siglo XIX que llegó a ser Presidente del Consejo de Ministros de España. En su vida militar participó en la Primera Guerra Carlista y en la Guerra de África, donde mostró relevantes dotes de mando, valor y temeridad. Tras la Revolución de 1868 se convirtió en uno de los hombres más influyentes en la España del momento, patrocinando la entronización de la Casa de Saboya en la persona de Amadeo I. Líder del partido progresista y principal protagonista de la Gloriosa. Fue presidente del gobierno tras la aprobación de la Constitución de 1869 y el encargado de buscar un rey para el trono vacante. Murió asesinado poco después de la elección de Amadeo como rey de España.
Juan Prim




viernes, 20 de diciembre de 2013

El general Prim no murió estrangulado


restos momificados del general Prim


El general Prim no murió estrangulado sino a consecuencia de las heridas de bala que sufrió en el atentado del 27 de diciembre de 1870, según un estudio de su momia elaborado por expertos de la Universidad Complutense de Madrid y de la de Alcalá presentado hoy.
Las marcas que presenta en el cuello el cuerpo embalsamado del que fue presidente del Gobierno español de septiembre de 1869 a diciembre de 1870 se corresponden "con fenómenos post-morten, en relación con la presión ejercida de forma prolongada tras la muerte por elementos de la vestimenta".
Ni en la exploración externa ni en el TAC practicado al cadáver se ha encontrado "ningún elemento" que indique "la existencia de una violencia ejercida en vida sobre la zona cervical", según determinan en su informe los expertos de las Facultades de Medicina de la Complutense y de la Universidad de Alcalá de Henares que examinaron el cadáver el pasado 23 de noviembre en Reus (Tarragona), donde se encuentra.
"A nivel cervical se observa integridad de todas las estructuras anatómicas, sin lesiones en la laringe ni en el cartílago hioides y (...) sin signos de edema o hemorragia", lo que hace descartar la teoría del estrangulamiento por lazo que defienden científicos de la Universidad Camilo José Cela.
Ratifican estas conclusiones con los resultados obtenidos de la tomografía axial computada (TAC) practicada a la momia de Prim el 29 de septiembre de 2012 por el director del servicio de radiología del Hospital Universitario Sant Joan de Reus, el doctor José Ángel Abreu, quien tampoco encontró "signos radiológicos de aplastamiento de la laringe".

Herida grave por arma de fuego

Los resultados de esta prueba confirman, al igual que el examen de los expertos de las dos universidades madrileñas, que el entonces presidente del Gobierno sufrió "una herida grave por arma de fuego en el hombro izquierdo y la mano derecha", tras lo que cayó sobre el brazo izquierdo.
A consecuencia de los balazos y la caída, "los trayectos vasculares cercanos pudieron sufrir una laceración traumática, produciéndose en cualquier caso un intenso sangrado con muy probable shock hemorrágico y por dolor".
Las conclusiones del informe multidisciplinar de estas dos universidades, encargado por la Sociedad Bicentenario Prim, discrepan de las alcanzadas también este año por científicos de la Universidad Camilo José Cela, quienes consideran que los surcos y marcas en el cuello de la víctima eran "compatibles con una posible estrangulación a lazo".
Este equipo de expertos determinó que los surcos en el cuello "encajan así en una necesidad de los asesinos de Prim de no permitir la recuperación del mismo, del que asustaban tanto su fortaleza física como su fortuna de salir indemne".
El general Prim viajaba en un coche de caballos el 27 de diciembre de 1870 cuando fue víctima de una emboscada en la madrileña calle del Turco, recibiendo balazos en el hombro izquierdo y la palma de la mano derecha, de la que perdió el cuarto dedo.
Agencia EFE

domingo, 15 de diciembre de 2013

caricatura Amadeo de Saboya




Nos encontramos ante una caricatura  publicada en la revista satírica La Carcajada en febrero de 1873. Es por tanto una fuente primaria y de temática claramente política. En la imagen aparecen representados una serie de políticos del momento en el salón del trono del Palacio Real de Madrid. Éste se encuentra vacante como lo demuestra la presencia de los atributos de la monarquía (el cetro y la corona) sobre el trono y un letrero que pone "se alquila". Los personajes que aparecen de izquierda a derecha son:  el rey Amadeo de Saboya,  el presidente del gobierno Manuel Ruiz Zorrilla, el Presidente del Congreso Nicolás María Rivero, y el Ministro de Estado Cristino Martos.  El número 191 que figura en la espalda de Amadeo se corresponde con el número de votos que obtuvo en  las Cortes en noviembre de 1870 y en las que salió elegido rey. Además lleva colgado un bolso en el que figura el escudo de la casa de Saboya. Está en actitud de marcharse y con el pie derecho aleja una cesta de regalos acercándola a los otros personajes de la viñeta, mientras que con el dedo la señala igualmente. El presidente del gobierno Ruiz Zorrilla mira a Amadeo con gesto de reprobación ante su  marcha inminente. En la cesta aparecen los problemas que tenía el régimen y ante los cuáles el rey decide rendirse: un hombre negro con la bandera de Cuba representa la guerra de los 10 años entre los independentistas cubanos y las tropas españolas que entonces estaba en su apogeo, al lado un folleto con el título de "cuestión de hacienda, déficit" hace referencia al enorme problema deficitario que presentaba la hacienda española; en uno de los lazos que cruza la cesta se puede leer "transferencias", sin duda relacionado con la corrupción política presente durante el reinado de Amadeo: al lado aparece un hombre y un niño que se pueden identificar con Cánovas del Castillo y el príncipe Alfonso, opuestos al régimen amadeista, y líderes de los moderados partidarios de la restauración borbónica. Sobre otro lazo se puede leer sobre los colores de la bandera de España la palabra "quintas", tremendamente impopulares para las clases bajas y una de sus principales reivindicaciones en sus protestas por la pesada contribución que les exigía; a continuación una serie de hombrecillos todos armados y uno con una cruz en la mano, con sombreros de color blanco representan a los carlistas, que desde 1872 se habían sublevado contra el rey iniciando la 3ª guerra carlista. Finalmente, aparece otro folleto con el lema "clero", una parte del cual apoyaba al carlismo y el resto la restauración borbónica, y por tanto contrarios al rey Amadeo considerado un intruso y que apoyó la libertad de cultos presente en la Constitución de 1869. Más allá de Ruiz Zorrilla se encuentran Rivero y Martos, el segundo descorre una cortina con una mano y señala con la otra a lo que se muestra detrás de ella mientras que Rivero le manda callar acercándose el dedo a la boca, atento a la conversación entre Amadeo y Ruiz Zorrilla. La escena que aparece en el extremo derecho de la imagen muestra a una mujer joven con gorro frigio (símbolo de la libertad y del republicanismo) que como una Marianne representa el nuevo régimen republicano que sustituirá a la monarquía amadeista. Detrás de la alegoría a la República está un personaje también con gorro frigio y que enarbola una bandera española con el lema República Federal; se trata sin duda del político  Emilio Castelar, una de las principales figuras del republicanismo español.

Hagamos un breve semblanza sobre los personajes que aparecen en la caricatura y el momento histórico al que se refiere. Tras la aprobación de la Constitución de 1869 que establecía un régimen monárquico para España, la principal tarea de los nuevos gobernantes era buscar un rey constitucional y democrático que ocupara el trono. El candidato más idóneo fue Amadeo de Saboya, segundo hijo del rey de Italia Victor Manuel II, rey liberal y responsable de la unificación italiana. Fue el primer rey elegido por un Parlamento. Consiguió 191 votos por 60 de la República. Sin embargo contó con el rechazo de gran parte del país: de los carlistas, republicanos, de la aristocracia borbónica, de la Iglesia, e incluso del pueblo. Todos lo veían como un intruso. Durante el inicio de 1873 se recrudeció la guerra de cuba y empezó la 3ª guerra carlista, lo que unido a la fragmentación de la coalición gubernamental lo convenció de su renuncia al trono, hecho que se produjo finalmente el 11 de febrero de 1873. Por la tarde de ese mismo día una alianza entre republicanos y radicales proclamaron la República en sesión conjunta de las Cortes.
Manuel Ruiz Zorrilla fue miembro del partido progresista participando directamente en la revolución de 1868. Enfrentado a Sagasta en su lucha por ser jefe del partido progresista tras el asesinato de Prim en 1870, fundó el Partido Radical en 1871. En 1873 era presidente del gobierno cuando Amadeo renunció a la corona, y trató de convencer al rey de que no lo hiciera. Tras la marcha del rey, Ruiz Zorrilla se retiró de la vida política hasta que terminó la I República española.
Nicolás Mª Rivero fue jefe del partido demócrata. Presidente del Congreso durante el reinado de Amadeo, cuya candidatura al trono apoyó con Prim y Ruiz Zorrilla, cuando el rey renunció impulsó la proclamación de la I República.
Cristino Martos, miembro del partido demócrata, participó en las conspiraciones de 1866, por lo que tuvo que exiliarse de España para volver en 1868 tras el triunfo de la Gloriosa participando en la Junta revolucionaria. Durante el reinado de Amadeo fue nombrado ministro de Estado. Durante la Restauración se acercó al partido liberal de Sagasta.
Emilio Castelar, líder del Partido Republicano, participó en la Revolución de 1868 que destronó a Isabel II.  Fue elegido diputado en las Cortes Constituyentes, defendiendo la opción republicana hasta que terminó la monarquía de Amadeo y se proclamó la I República, de la que fue su último presidente.


Amadeo de Saboya
Manuel Ruiz Zorrilla
Cristino Martos
Emilio Castelar y Nicolás Mª Rivero