sábado, 9 de junio de 2012

Manifiesto de Montecristi


MANIFIESTO DE MONTECRISTI

“La guerra no es contra el español que, en el seguro de sus hijos y en el acatamiento a la patria que se ganen, podrá gozar respetado, y aun amado, de la libertad que sólo arrollará a los que le salgan, imprevisores, al camino. Nosotros, los cubanos, empezamos la guerra, y los cubanos y los españoles la terminaremos […]. No hay odio en el pecho antillano, y el cubano saluda en la muerte al español a quién la crueldad del ejército forzoso arrancó de sus casas y su terreno para venir a asesinar en pecho de hombres la libertad que él mismo ansia. Más que saludarlo en la muerte quisiera la Revolución acogerlo en vida, y la República será un tranquilo hogar para todos los españoles laboriosos y honestos, que podrán gozar en ella de la libertad y de los bienes que no habrían de encontrar aún por largo tiempo en la flaqueza, la apatía y los vicios políticos de sus país […]”.

(Montecristi, Santo Domingo, 25-Abril-1895)
Firmado por José Martí y Máximo Gómez.



  1. El documento es un extracto del Manifiesto de Montecristi, redactado en la isla de Santo Domingo por los líderes independentistas cubanos Martí y Gómez. Es un texto de fuente primaria y de temática política. Sus autores son José Martí, político, escritor, poeta y periodista cubano, creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95; y  Máximo Gómez, que  fue un militar en la Guerra de los 10 años de Cuba y general en jefe de las tropas revolucionarias cubanas en la Guerra del 95. Está redactado en Montecristi puesto que ambos estaban exiliados y desde allí partirían a Cuba el 11 de abril de 1895 para apoyar la revuelta. Tiene un carácter público y está destinado  a todos los residentes en Cuba, sean independentistas como españolistas. 
  2. En este fragmento se expone el objetivo de conseguir la plena independencia de Cuba y la instauración de un futuro régimen republicano que respete las libertades ciudadanas. La postura de los firmantes es muy generosa con los españoles que admitan al nuevo gobierno cubano, prometiendo respetar vidas y propiedades. Hay una velada crítica al sistema de quintas y al régimen político español de la Restauración.
  3. En este Manifiesto José Martí y Máximo Gómez expondrán las causas por las que el pueblo cubano recurre a la lucha armada para independizarse de España, manifestando que la guerra de liberación no es contra el pueblo español sino contra el régimen colonial impuesto por España a la  isla. Tras la Guerra de los 10 Años, el régimen de la Restauración incumplió gran parte de las promesas hechas a los cubanos, lo que avivó los deseos de independencia que ya existían en la isla. Especialmente hirientes fueron la no concesión de una autonomía política a la isla ni la libertad de comercio especialmente con EEUU, principal mercado de exportación cubano. Tampoco se abolió la esclavitud hasta muy tarde (1886), por lo que la mayor parte de la población negra de la isla se mostró favorable a las proclamas independentistas de Martí y sus compañeros. Finalmente, la subida de aranceles en 1891 provocó la amenaza del presidente norteamericano McKinley de cerrar los mercados de su país a los productos cubanos. Por todas estas razones el Manifiesto de Montecristi tuvo un claro efecto sobre gran parte de los cubanos que lo apoyará sin reservas. Sin embargo, el 19 de  mayo de 1895, una columna de soldados españoles mataron a Martí en pleno combate. A pesar de su desaparición en los primeros meses de la revuelta, la sublevación cubana prosiguió sin interrupción con sus nuevos líderes Máximo Gómez y Antonio Maceo.
  4. La Guerra de Cuba ya había vivido un primer episodio con la llamada Guerra de los 10 años (1868-1878), a la que puso fin la Paz de Zanjón (1878). El incumplimiento por parte de España de la mayor parte de las promesas hechas a los cubanos provocará que a partir de 1895 se inicie la Guerra del 95 o Guerra Necesaria, en cuyos inicios tendrá lugar la muerte de José Martí. El gobierno español tratará en un principio acabar con la sublevación enviando al pacificador de la anterior guerra, el general español Martínez Campos. Pero tras su fracaso se le sustituyó por el general Weyler, partidario de la guerra total. Su dura actuación contra la población civil local estimuló aún más los deseos independentistas de los cubanos, a la vez que provocó una campaña de desprestigio antiespañola impulsada por  la prensa norteamericana . El posterior hundimiento del acorazado norteamericano Maine en 1898 provocará la entrada de EEUU en la guerra y la rápida derrota de las fuerzas españolas que acabarán firmando el Tratado de paz de París ese mismo año. Su rúbrica suponía el fin de las últimas colonias españolas en el Caribe y en Asia. Cuba, Puerto Rico y Filipinas pasarían a manos de EEUU.

Mapa desamortización de Madoz

desamortización de Madoz

Nos encontramos ante un mapa de España  dividido en provincias, dibujándose en cada una de ellas un círculo con diferentes tamaños y colores. Estos círculos representan el valor total de las fincas desamortizadas a partir de 1855 en millones de reales. Cuanto mayor es el tamaño de los círculos y más oscuro el color, mayor es la cantidad de dinero que se obtuvo tras la enajenación de los bienes afectados por la desamortización de Madoz. El valor mayor se da en la provincia de Sevilla, con más de 50 millones de reales, seguida de las de Cádiz, Ciudad Real, Toledo y Madrid, entre 40 y 50 millones. En el otro extremo se sitúan Vizcaya y Guipúzcoa, donde no se desamortizó ninguna finca, seguida de Pontevedra, Cantabria, Soria y Almería, con menos de 1 millón de reales vendidos. Se trata de una fuente secundaria de clara temática económica.
 Como vemos en el mapa, la desamortización de Madoz  alcanzó mayor valor en las regiones donde dominaba la gran propiedad, es decir, en la mitad sur. Aquí, a las propiedades de las congregaciones religiosas y los ayuntamientos, se sumaron las de las Órdenes Militares (Calatrava, Alcántara, Santiago, etc.) ahora disueltas, propietarias de grandes latifundios en la submeseta sur y Andalucía. En el norte, por el contrario, las propiedades eran pequeñas, por eso su valor fue menor. El resultado de esta venta llevó a la consolidación del tipo de propiedad preexistente, es decir, allí donde las propiedades ya eran pequeñas, se consolidó esta forma y muchos cultivadores pudieron agrandar sus propiedades, al adquirirlas si eran arrendatarios. Pero en el centro y sur, la gran propiedad siguió siendo la forma característica; allí, el alto valor de las fincas en venta, solo permitió comprar a los grandes propietarios y la alta burguesía, más interesada en adquirir un bien seguro y de prestigio (seguía relacionándose la propiedad de la tierra con la nobleza) que en invertir en las tierras adquiridas para hacer de ellas una empresa productiva.

 En mayo de 1855, el ministro de Hacienda, Pascual Madoz, también progresista y amigo de Mendizábal, publicó su Ley de Desamortización General. Se llamaba general porque se ponían a la venta todos los bienes de propiedad colectiva: 
  • Los de los eclesiásticos que no habían sido vendidos en la etapa anterior.
  •  Los de los pueblos.
El procedimiento utilizado para las ventas fue una copia del de Mendizábal. Sin embargo, había dos diferencias claras:
  • una se refería al destino del dinero obtenido: fue dedicado a la expansión del ferrocarril.
  • La otra diferencia estaba en la propiedad de dicho dinero: el Estado no era el propietario, sino los ayuntamientos. Aquél percibía el importe de las ventas en nombre de estos y lo transformaría en bonos del Estado.
En este proceso, la burguesía con dinero fue de nuevo la gran beneficiada, aunque la participación de los pequeños propietarios de los pueblos fue mucho más elevada que en la anterior de Mendizábal, cosa que ocurrió sobre todo con los bienes desamortizados en el norte de España, creándose una clase media propietaria de tierras, mientras que en el centro y sur del país ésto no tuvo lugar.

El proceso de desamortizaciones no sirvió para que las tierras se repartieran entre los menos favorecidos, porque no se intentó hacer ninguna reforma agraria, sino conseguir dinero para los planes del Estado, aunque a medio y largo plazo sí contribuyó a aumentar el volumen general del la producción agrícola.

En el centro y sur peninsular esta desamortización de Madoz consolidó la tendencia anterior en cuanto a la aparición de un proletariado agrícola, más de 2 millones de campesinos sin tierra, jornaleros sometidos a las duras condiciones de vida y trabajo estacional.
Apenas varió la situación desequilibrada de predominio del latifundismo en el centro y sur peninsular y el minifundismo en áreas del norte y noreste.
La enajenación de propiedades municipales trajo consigo el empeoramiento de las condiciones de vida del pequeño campesinado, privado del uso y disfrute de los antiguos bienes del ayuntamiento.

viernes, 1 de junio de 2012