lunes, 22 de febrero de 2016
lunes, 15 de febrero de 2016
EL ACORAZADO MAINE
El Acorazado Maine en la bahía de La Habana, publicado en La Ilustración Española y Americana
- Nos encontramos ante un documento iconográfico en el que aparece una ilustración del Acorazado estadounidense Maine en el puerto de La Habana (Cuba). Es una fuente primaria y de temática bélica al tratarse de un buque de guerra. Se publicó en la revista La Ilustración Española y Americana en el año 1898 ya que fue en ese tiempo cuando se hundió el barco. Esta publicación periódica española empezó en 1869 y desapareció en 1921. Se caracterizó por la profusión de ilustraciones representando variados aspectos de la vida cotidiana de España e Hispanoamérica. Es por tanto un documento público y destinado a los lectores de la revista.
- En la imagen en blanco y negro aparece el acorazado Maine de 6800 toneladas, botado en 1889, haciendo su entrada en la bahía de La Habana, seguramente el día 25 de enero de 1898, sin previo aviso, lo que era contrario a las prácticas diplomáticas de entonces y de ahora. La excusa de su presencia era asegurar los intereses de los residentes estadounidenses en la isla, aunque más bien era una maniobra intimidatoria y de provocación hacia España, que se mantenía firme en el rechazo de la oferta de compra de la isla por parte de EEUU. El Maine se hundió la noche del 15 de febrero de 1898 en La Habana. De los 355 tripulantes, murieron 256. Sin esperar el resultado de la investigación, la prensa sensacionalista norteamericana culpó a los españoles del hundimiento. La comisión de investigación estadounidense determinó que la causa de la explosión había sido provocada y externa, posiblemente una mina, mientras que la comisión española afirmó que la causa era interna. EEUU acusó a España del hundimiento y declaró un ultimátum en el que se le exigía la retirada de Cuba, lo que fue rechazado de inmediato por el gobierno español. Así comenzó la guerra hispano-norteamericana, que no se limitó a Cuba, sino que incluyó también Puerto Rico y Filipinas.
- Los motivos reales de la explosión del Maine fueron causas internas como afirmaban los españoles. Fue posiblemente la ignición de la santabárbara del buque debido a la autocombustión del carbón bituminoso que alimentaba al acorazado y que es de gran volatilidad, lo que generó la explosión. La prensa norteamericana liderada por W. R. Hearts convenció a los ciudadanos de su país de la culpabilidad de España en este accidente, presionando a su gobierno para que declarase la guerra a España el día 25 de abril de 1898.
- Tras las derrotas navales españolas de Cavite (Filipinas) y de Santiago de Cuba, la suerte de la guerra estaba echada. Las derrotas españolas en tierra siguieron a las navales, debido a la superioridad numérica de los estadounidenses y sus aliados nativos. Finalmente, la firma del Tratado de París a finales de 1898 supuso la entrega de Cuba, Puerto Rico y Filipinas a EEUU. El imperio español desaparecía a la vez que se iniciaba el norteamericano a nuestra costa. Una potencia de segunda clase era sustituida por una nueva nación que muy pronto lideraría el mundo tras la 1ª Guerra Mundial. Y en España las consecuencias del Desastre (como se le llamó a la pérdida colonial) fueron enormes, si no tanto económicas, sí sobre todo políticas (crisis del régimen de la Restauración), ideológicas y morales (surgimiento de la Generación del 98 y del regeneracionismo).
martes, 9 de febrero de 2016
domingo, 7 de febrero de 2016
ELECCIONES EN ESPAÑA 1920
La aventura de La Historia
En las elecciones de 1920, cerca de la descomposición final del sistema de la Restauración, los resultados generales parecen desmentir esta afirmación: los conservadores y liberales se reparten 336 de los 409 escaños del parlamento, con una amplia mayoría de los conservadores (232 diputados); sin embargo, la aplicación del polémico artículo 29 junto con el 24 hacían que al endurecer las condiciones para ser proclamado candidato a diputado en muchos distritos solo se presentara 1 solo candidato, por lo que éste de manera legal y no fraudulenta quedaba automáticamente proclamado diputado. Esto favorecía a los políticos de los partidos dinásticos, que por este procedimiento obtuvieron nada más y nada menos que 311 diputados. Solamente 98 escaños pertenecían a circunscripciones en los que hubo una verdadera lucha electoral al presentarse más candidatos que vacantes existían. El turnismo seguía funcionando, y lo que lo puso en crisis más que la irrupción de nuevas fuerzas políticas sería la presencia de facciones diversas en cada uno de los partidos dinásticos, que impedían el control del partido por un líder fuerte y que en ocasiones una facción votara en contra del criterio mayoritario del propio partido.
En cuanto al censo electoral, de 21 millones de habitantes del país en 1920, solo 4 millones tenían derecho al voto, al quedar excluidos las mujeres y los menores de 25 años. Esto suponía que solo el
18'3 % de la población gozaba de este derecho. Además, de este porcentaje solo acudieron a votar el 60 % de los electores, absteniéndose por diversos motivos el 40 % restante. En definitiva, solo 2'3 millones de habitantes de nuestro país ejercieron el voto en estas elecciones, un número pequeño que decidía la suerte electoral de todo el país.
Los resultados generales dieron un triunfo claro al partido conservador (232 diputados). Su líder, Eduardo Dato, fue elegido presidente del gobierno. Los liberales de García Prieto consiguieron 104 escaños. Ambos partidos consiguen la mayor parte de sus diputados en las regiones más rurales y atrasadas del país donde el caciquismo seguía haciendo de las suyas. Así, en Andalucía, Extremadura, Baleares y Castilla la Vieja consiguen entre ambos todos los escaños en juego, mientras que en Galicia, Murcia y León obtienen una amplísima mayoría. En tercer lugar quedaron los diputados de la Lliga Regionalista de Cambó, con 18 escaños, y una fuerte presencia en Cataluña donde fue el partido más votado. Los reformistas obtuvieron 10 asientos en el Congreso, dirigidos por Melquíades Álvarez, obteniendo representación parlamentaria sobre todo en Asturias (4 diputados) . El hecho de que su líder fuera asturiano sin duda pesó en los resultados electorales a su favor en esa región. La tradición republicana y federalista se observa en las regiones del este del país como Cataluña y Valencia, donde suman los republicanos 12 de los 15 escaños en total que sacaron. Su líder principal era Alejandro Lerroux, de fuerte presencia en Barcelona. Los socialistas consiguieron representación parlamentaria en las provincias con fuerte presencia obrera (salvando a Cataluña, con gran penetración republicana y anarquista entre sus masas proletarias) de Madrid y Vascongadas. En total obtuvieron 4 escaños, siendo su líder Pablo Iglesias. Para terminar, citar la presencia testimonial de los tradicionalistas en Vascongadas, Navarra y Aragón, feudos típicos del carlismo, obteniendo en total 8 escaños. Los nacionalistas vascos consiguieron 1 escaño en Navarra sin conseguir representación parlamentaria en el País Vasco, su auténtico feudo.
A modo de conclusión, vemos que en la España atrasada y rural del centro y sur los partidos dinásticos obtienen la mayoría de sus diputados gracias a que sigue operando el caciquismo, mientras que en las regiones prósperas e industriales del norte y este es significativa la presencia de un mayor pluralismo político ya que las prácticas caciquiles aquí no son tan dominantes como en los pequeños pueblos del atrasado campo español. Destacar la irrupción con fuerza del nacionalismo catalán y del republicanismo. El nuevo presidente del gobierno Eduardo Dato, deberá hacer frente al problema marroquí y al aumento de la violencia anarquista y su posterior represión en Barcelona. El 8 de marzo de 1921 Dato sería asesinado en un atentado anarquista, evidenciándose así la profunda crisis en que se encontraba el sistema político y vislumbrándose su pronto final en la próxima dictadura de Primo de Rivera en 1923 que podrá término al sistema de la Restauración con la aquiescencia del propio rey Alfonso XIII.
En las elecciones de 1920, cerca de la descomposición final del sistema de la Restauración, los resultados generales parecen desmentir esta afirmación: los conservadores y liberales se reparten 336 de los 409 escaños del parlamento, con una amplia mayoría de los conservadores (232 diputados); sin embargo, la aplicación del polémico artículo 29 junto con el 24 hacían que al endurecer las condiciones para ser proclamado candidato a diputado en muchos distritos solo se presentara 1 solo candidato, por lo que éste de manera legal y no fraudulenta quedaba automáticamente proclamado diputado. Esto favorecía a los políticos de los partidos dinásticos, que por este procedimiento obtuvieron nada más y nada menos que 311 diputados. Solamente 98 escaños pertenecían a circunscripciones en los que hubo una verdadera lucha electoral al presentarse más candidatos que vacantes existían. El turnismo seguía funcionando, y lo que lo puso en crisis más que la irrupción de nuevas fuerzas políticas sería la presencia de facciones diversas en cada uno de los partidos dinásticos, que impedían el control del partido por un líder fuerte y que en ocasiones una facción votara en contra del criterio mayoritario del propio partido.
En cuanto al censo electoral, de 21 millones de habitantes del país en 1920, solo 4 millones tenían derecho al voto, al quedar excluidos las mujeres y los menores de 25 años. Esto suponía que solo el
18'3 % de la población gozaba de este derecho. Además, de este porcentaje solo acudieron a votar el 60 % de los electores, absteniéndose por diversos motivos el 40 % restante. En definitiva, solo 2'3 millones de habitantes de nuestro país ejercieron el voto en estas elecciones, un número pequeño que decidía la suerte electoral de todo el país.
Los resultados generales dieron un triunfo claro al partido conservador (232 diputados). Su líder, Eduardo Dato, fue elegido presidente del gobierno. Los liberales de García Prieto consiguieron 104 escaños. Ambos partidos consiguen la mayor parte de sus diputados en las regiones más rurales y atrasadas del país donde el caciquismo seguía haciendo de las suyas. Así, en Andalucía, Extremadura, Baleares y Castilla la Vieja consiguen entre ambos todos los escaños en juego, mientras que en Galicia, Murcia y León obtienen una amplísima mayoría. En tercer lugar quedaron los diputados de la Lliga Regionalista de Cambó, con 18 escaños, y una fuerte presencia en Cataluña donde fue el partido más votado. Los reformistas obtuvieron 10 asientos en el Congreso, dirigidos por Melquíades Álvarez, obteniendo representación parlamentaria sobre todo en Asturias (4 diputados) . El hecho de que su líder fuera asturiano sin duda pesó en los resultados electorales a su favor en esa región. La tradición republicana y federalista se observa en las regiones del este del país como Cataluña y Valencia, donde suman los republicanos 12 de los 15 escaños en total que sacaron. Su líder principal era Alejandro Lerroux, de fuerte presencia en Barcelona. Los socialistas consiguieron representación parlamentaria en las provincias con fuerte presencia obrera (salvando a Cataluña, con gran penetración republicana y anarquista entre sus masas proletarias) de Madrid y Vascongadas. En total obtuvieron 4 escaños, siendo su líder Pablo Iglesias. Para terminar, citar la presencia testimonial de los tradicionalistas en Vascongadas, Navarra y Aragón, feudos típicos del carlismo, obteniendo en total 8 escaños. Los nacionalistas vascos consiguieron 1 escaño en Navarra sin conseguir representación parlamentaria en el País Vasco, su auténtico feudo.
A modo de conclusión, vemos que en la España atrasada y rural del centro y sur los partidos dinásticos obtienen la mayoría de sus diputados gracias a que sigue operando el caciquismo, mientras que en las regiones prósperas e industriales del norte y este es significativa la presencia de un mayor pluralismo político ya que las prácticas caciquiles aquí no son tan dominantes como en los pequeños pueblos del atrasado campo español. Destacar la irrupción con fuerza del nacionalismo catalán y del republicanismo. El nuevo presidente del gobierno Eduardo Dato, deberá hacer frente al problema marroquí y al aumento de la violencia anarquista y su posterior represión en Barcelona. El 8 de marzo de 1921 Dato sería asesinado en un atentado anarquista, evidenciándose así la profunda crisis en que se encontraba el sistema político y vislumbrándose su pronto final en la próxima dictadura de Primo de Rivera en 1923 que podrá término al sistema de la Restauración con la aquiescencia del propio rey Alfonso XIII.
miércoles, 3 de febrero de 2016
CONEXIONES FAMILIARES REYES DE PORTUGAL Y DE ESPAÑA EN SIGLO XVI
La Aventura de la Historia.
Cuando en 1580 Felipe II consigue ser rey de Portugal se debe a los derechos que tenía por parte de su madre la emperatriz Isabel, casada con Carlos I el emperador. Aquí se ve el parentesco de Felipe II y sus hijos con la línea sucesora de los reyes portugueses.
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